Llevo un buen rato riéndome. Me imagino que de mí misma. He descubierto el blog que andaba buscando… El que me da calma y me aleja de mis autoexigencias. El que me hace ver la vida como quiero verla… con manchas de chocolate en las mejillas y pelos alborotados nada más despertar. El que me da toques de atención para que, de vez en cuando (no me vaya a acostumbrar…), deje todo sin hacer y sólo me dedique a disfrutar de lo que tengo alrededor. Ese blog no es otro que el de El club de las malasmadres.
Animan a unirse a ellas con un sencillo test de 4 preguntas. Ya estoy dentro… os enseñaré mi diploma de malamadre en cuanto lo reciba…
Ayer pensaba que cuando eres madre vuelves a ser niña. Y descubres de nuevo lo aburridos que somos los adultos. Tanta norma, tanta norma… Un buen corte de mangas a las normas estrictas y anticuadas, a las cosas cuadriculadas y al que sí porque lo digo yo y punto. Será porque me he pasado las últimas veinticuatro horas admirando cosas simples a través de cuatro ojos enormes que me vuelven loca… Será porque sigo siendo niña… Tirando piedras al río, descubriendo cómo van preparando las huertas para la temporada, tumbándonos al sol en cualquier banco y viendo caballos comer hierba de nuestra mano. Ah! y bailando… Pocas cosas me gustan más que subir el volumen y decir a mis rubias «a bailar a lo loco»… El primer día fui yo la única que se subió al sofá micrófono en mano bajo su atenta mirada perpleja… Ahora se desmelenan como su malamadre.
Porque con ellas hasta limpiar el coche es una fiesta, porque les emocionas con decir palabras mágicas que visten planes a priori aburridos, porque en lugar de «vamos a casa que llueve» les dices «chicas… hoy fiesta de disfraces» o la siempre resultona «merendola» y ya son las más felices y agradecidas. Porque nos damos masajes y nos pintamos las uñas. Porque colorean cada rincón de mi casa pero también de mi alma. Nenas, vosotras valéis mucho…
Proyectazo que derrocha autoestima de otra mujer madre y trabajadora, Lucía de Baballa. Postales para decir a las personas que queremos todo lo que valen. Pues eso, sal ahí y defiende el pan y la alegría.