Superamos con nota el inicio del curso y caminamos al sol por el centro de Londres en plena naturaleza. Hyde Park ha sido un flechazo y siempre será el lugar donde no vi en directo a Tom Petty. Hace unos días nos acostábamos con la noticia de su muerte y con la pena de no haberle escuchado allí en julio…
Seguimos aprendiendo a volar y enseñando a no volar antes de tiempo a dos rubias que se afanan por crecer demasiado rápido. Es la vida, lo sé. Avanza imparable.
Mientras tanto, nos sorprendemos paseando por Convent Garden y sus tiendas, degustando british pale ale, abriendo bien los ojos ante el tumulto del metro y el ruido de las calles de las grandes ciudades. Londres multirracial, heterogénea, abierta, con sus sentidos cambiados y sus enchufes extraños me sabe a amigas de las buenas, a choque de pintas, a carmín rojo de Channel en los labios y a carcajada.
Ya lo dice Lucía B…
Me pido regresar a Candem, conocer Nothing Hill y pasar un día entero paseando por Hyde Park, en homenaje al tío Tom.
Mientras… disfrutemos soñando con un nuevo viaje.