De mayor quiero ser feliz
El día que agarró un dedo de mi mano por primera vez supe que me tendría agarrada de por vida. Ese día trepó por mi pecho buscando comida y cobijo y al instante entendí que siempre encontraría refugio en mis brazos. Ocho años después estas manos son capaces de curar un pasajero dolor de tripa sólo con […]